Esta mañana he tenido el honor de compartir un rato agradable con alumnos y alumnas del IES San José, una parte del profesorado, mis buenos amigos Pepe y Juan, así como con los escritores Elvira Lindo y Antonio Rodríguez Almodóvar. Un encuentro bajo el lema “el placer de leer”.
Para mí es muy especial volver al IES San José, porque allí estudié cuando era un colegio, un colegio que llevaba el mismo nombre, San José. Un colegio que me enseñó a ser persona, que me exigió en mi formación a través de mis maestros que si bien entonces no tenía del todo claro la importancia de sus enseñanzas, hoy sólo tengo palabras de agradecimiento. Gracias a mi antiguo colegio San José, gracias a mis maestros, a Don Antonio Morato en primer lugar, porque él me exigía y me enseñaba matemáticas, y lo consiguió a pesar de que las matemáticas nunca han sido mi fuerte. Gracias Don Antonio Morato, no me cansaré de repetirlo. Gracias Don Diego, mi maestro de lengua (aún recuerdo su seat panda blanco en mi memoria), gracias Don Emilio, mi maestro de sociales, gracias señorita Mati, con ella recibí mis primeras nociones de inglés y cómo no, gracias a nuestra eterna directora Doña Pepita. Gracias a la señorita Gloria, gracias a Don Antonio Puerto, gracias a Don José Luis, al que no llegué a tener como maestro pero siempre se ha sentido orgulloso que el Alcalde de Coria del Río sea un chico del entorno educativo de San José. José Luis, estás en el cielo ya junto a tu mujer, pero quiero que sepas que este éxito mío también es el tuyo, un fuerte abrazo allá donde estés. Y a los que se me han podido escurrir de la memoria, igualmente gracias. Cómo olvidar esas viejas aulas pintadas de blanco y de verde. Viejas si, pero fueron esenciales para la educación de cientos de jóvenes de una generación como la mía que comenzaba su andadura después de 40 largos años de dictadura, una dictadura que había privado el derecho a tener una educación universal a muchas generaciones. Mi generación tuvo mejor suerte que nuestros padres que no pudieron aprender a leer y a escribir en el colegio. Gracias también a mis padres, grandes protagonitas en mi educación, que siempre se quitaban de todo con tal que yo pudiera tener una formación en el colegio, el instituto y posteriormente en la facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. Gracias Papá y Mamá.
Bueno quería hablaros de la importancia del acto de hoy, de la importancia del valor de la lectura, del orgullo de tener aquí a Elvira Lindo y a Antonio Rodríguez Almodóvar. Os pido disculpas, pero cada vez que pongo un pie en mi antiguo colegio sólo sé hablar de mi infancia, de los recuerdos de un niño del barrio de San José, un barrio humilde, donde viven trabajadores, un barrio del que me siento profundamente orgulloso, porque nací, crecí y me desarrollé como persona en este barrio, en este colegio. Un barrio y unas gentes sencillas, pues ésa característica ni se compra ni se vende, se tiene. Gracias también a mi sencillo barrio de trabajadores, pues ese valor en la vida es fundamental para el desarrollo humano, la humildad, la sencillez nos hacen, sin duda, mejores personas.
