sábado, 3 de abril de 2010

Viernes Santo 2010. Soledad


         
        

A la Virgen de la Soledad



Virgen de la Soledad: 
rendido de gozos vanos, 
en las rosas de tus manos 
se ha muerto mi voluntad. 

Cruzadas con humildad 
en tu pecho sin aliento, 
la mañana del portento, 
tus manos fueron, Señora, 
la primer cruz redentora: 
la cruz del sometimiento. 

Como tú te sometiste, 
someterme yo quería: 
para ir haciendo la vía 
con sol claro o noche triste. 
Ejemplo santo nos diste 
cuando, en la tarde deicida, 
la soledad dolorida 
por los senderos mostrabas: 
tocas de luto llevabas, 
ojos de paloma herida. 

La fruta de nuestro Bien 
fue de tu llanto regada: 
refugio fueron y almohada 
tus rodillas, de su sien. 
Otra vez, como en Belén, 
tu falda cuna le hacía, 
y sobre Él tu amor volvía 
a las angustias primeras... 
Señora: si tú quisieras 
contigo le lloraría.