En esta semana santa he terminado de leer un libro de Felicitas Ibáñez titulado “Misión en África”.
Felicitas es una cooperante de médicos sin fronteras que ha pasado largos años trabajando en África por las personas que allí “viven”. Es un libro que os recomiendo a todos que leáis PRONTO. El libro muestra claramente lo cruel y egoísta que el ser humano es consigo mismo. Somos egoístas y punto. Permitimos que las personas, niñas y niños de África mueran a diario por cientos sin importarnos nada. El hombre crea guerras en países africanos si así consigue dinero, unas veces a través del petróleo, otras a través del negocio del diamante y otros... Para el hombre el fin si justifica los medios... Para conseguir dinero somos capaces de matar a nuestros semejantes. ¡Qué vergüenza!, ¿no? Sí, que vergüenza. Los países civilizados permitimos que las personas mueran de hambre, o de cualquier enfermedad que allí es incurable mientras que aquí son simples resfriados... ¡Qué vergüenza!, ¿no? Sí, que vergüenza. El hombre lo permite, porque aquí se vive bien, ¿qué nos importan los que no tienen que comer todos los días?
Os propongo un pequeño cuento. “Mi día comienza a las 5 de la mañana. Tengo que caminar 5 km para llegar hasta el agua, un pequeño manantial donde recojo en dos pequeñas tinajas agua para todo el día, apenas unos litros. Perdón, no me había presentado, me llamo Feli, tengo 10 años. Bueno, después del agua camino horas vagabundeando por el poblado; aquí no hay escuela. De todos modos para qué me serviría, tengo sida y sé que de un mes a otro moriré. No me importa... Sé que no le importo a nadie...Mi vida no cambiará nunca...” Este pequeño relato ocurre todos los días en muchos países africanos, y el hombre lo permite. ¿Por qué? Porque el hombre es su peor enemigo. Y la realidad supera a esta ficción que acabo de escribir...
La reflexión es ¿el hombre debe seguir siendo cruel e injusto con sus semejantes, o debe cambiar? Debemos cambiar, ser solidarios y ayudar al ser humano. Sé solidario y colabora. Existen muchas entidades, públicas, privadas, ONGs, entidades religiosas, pero colabora.
