“Política para
apolíticos”. Importante: antes de opinar, LEE hasta el final
¿Viviríamos mejor sin
la política?
Queridas amigas y amigos,
me gustaría compartir hoy una reflexión con vosotros. Son
fragmentos del libro “Política para apolíticos”,
que lógicamente recomiendo a todos leer. Empezaré por escribir
algunos fragmentos del libro bajo el título “¿Viviríamos
mejor sin la política?”. Solo espero que leáis atentamente
aquellos párrafos que me han parecido mas interesantes y que no os
canséis, que lleguéis hasta el final. Una vez leído, que cada uno
extraiga sus propias conclusiones.
(…) Alcanzar el
aplauso en cualquier reunión familiar o social es sencillo. Basta un
inflamado discurso contra la política y los políticos. De forma
parecida, cuando algo funciona mal, la respuesta también es simple.
La culpa corresponderá a la presencia o a la ausencia de
intervenciones públicas (…)
(…) No comparto la
generalizada tendencia a volcar todas las culpas en la política y,
sobre todo, me preocupan las consecuencias de vivir con una política
desacreditada. Es cierto que la política puede mostrarnos su cara
más negativa y que algunos usos indebidos del poder perjudican su
imagen. Pero también es cierto que nunca había hecho tanto por
nosotros. Nunca había proporcionado tantos servicios ni se había
ocupado tanto del bienestar colectivo. Es cierto que no todo lo hace
bien sin que esto signifique que todo lo haga mal. Encontraremos de
todo como en cualquier actividad humana (...)
(…) Es decir, se
impone reivindicar la necesidad y la importancia de la política. Sin
ella viviríamos peor (…)
(…) Solón, uno de los
grandes legisladores de la democracias ateniense del siglo v a. C.,
definía la política como eunomía. Es decir, una capacidad
de buscar el equilibrio entre posiciones legítimamente dispares (…)
La política requiere negociación y se expresa a través de grises y
matices: algo que deberían recordar tanto nuestros políticos como
sus altavoces mediáticos (…)
Se objetará que la
política es también afán de poder, lucha por el cargo manipulación
y defensa de los intereses propios. No soy tan ingenuo como para no
saber que todos estos ingredientes forman parte de la política,
aunque creo que no la definen (…)
(…) La política
consiste en gestionar la realidad, pero también en rechazarla, en no
aceptar que las cosas nos vengan dadas. La política es imaginación
(…)
(…) La virtud cívica
de los antiguos griegos supone la capacidad para participar en la res
publica y, al mismo tiempo, el compromiso de hacerlo. La areté
es aquella virtud que nos permite pensar en plural, pasando de lo que
me interesa a mí a lo que nos interesa a nosotros. No
todo el mundo estará de acuerdo con estas afirmaciones. Defender la
política como una necesaria imaginación colectiva no está muy de
moda. Se suele preferir la inmediatez de lo real y la apuesta
individual que caracterizaría a la llamada sociedad civil y sus
emprendedores (…)
(…) Es paradójico que
en un mundo cada vez más globalizado e incierto hayamos declarado la
inutilidad de la política, cada vez más desbordada y arrinconada
por la supremacía d ella economía y el empuje de un individualismo
radical (…) El individualismo liberal quiere convertirnos en reyes
de la creación, pero nos transforma a todos en adversarios que
luchamos ferozmente por cada palmo de nuestra parcela de libertad. No
somos bestias solitarias, sino también salvajes y agresivas,
dispuestas a competir y a atacarnos a la menor oportunidad.
La política es descrita
a menudo como una jungla llena de peligros cuando es en realidad la
ausencia de política la que convierte la existencia humana en una
inevitable experiencia temeraria. Lo certifica la vida cotidiana allí
donde han desaparecido las más elementales estructuras políticas:
Somalia, Afganistán o cualquiera de las zonas de dominio del
narcotráfico (…)
(…) Ésta es la
paradoja de la situación actual. Como reacción a este miedo
creciente que se cierne sobre la sociedad del riesgo, se ataca a la
política y se la denuncia como una innecesaria molestia. Tal vez lo
sea para los más fuertes que confían en sobrevivir aplicando la
propiamente llamada “ley de la selva”. Pero sin la política, sin
capacidad de imaginar proyectos colectivos, no se concibe a la larga
--- y, a veces, tampoco a la corta --- un futuro viable, ni
individual ni compartido. La política no es, pues una carga inútil.
Por el contrario, se convierte en imperiosa necesidad cuando se trata
de elaborar y aplicar los proyectos colectivos que dan estabilidad y
dignidad a la existencia humana (...)